martes, 15 de febrero de 2011

SOÑAR LOS SUEÑOS DE DIOS


“Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres” (Salmo 126: 1 – 3).

VOLVIENDO DE LA CAUTIVIDAD – SEREMOS COMO LOS QUE SUEÑAN – NOS PARECÍA ESTAR SOÑANDO

“Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas.  Y los que nos habían llevado cautivos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion.  ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?”  (Sal. 137: 1 – 4).

El pueblo estaba cautivo por desviarse de los designios de Dios.

·        Colgaron sus arpas sobre los sauces, impotentes, sin aliento.
·        Sin embargo, cumplido los 70 años, soñaban volver de la cautividad y vivir en libertad. “El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2Cor. 3: 17).
·        Martin Luther King, desde la cárcel, proclamaba: “TENGO UN SUEÑO… Que un hombre sea valorado por lo que es, y no por el color de su piel. Que mis hijos… Que mi madre no sean discriminados por el color de su piel….”
·        Tener sueños en la libertad del Espíritu es tener metas.  El que no sueña no logra nada. Las grandes realizaciones en pro de la raza humana y las conquistas espirituales, tuvieron origen en un sueño.
·        Sueño, en el que persistieron hasta llegar a la meta, con luchas, disciplina, perseverancia,  y por sobre todo,  mucha fe: convicción férrea en el propósito emprendido.

·        Tres dimensiones de sueños

La biblia nos habla de por lo menos tres categorías, o dimensiones de sueños, y se hace necesario identificarlos para que apuntemos al objetivo, a la meta correcta, si vivimos en la libertad del Espíritu.

1.      SUEÑOS ILUSORIOS: SOÑADORES SEGÚN SU CARNE. “No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores” (Judas 8).
Fantasías: La propaganda inductiva te dice: “El mundo es del tamaño de tus sueños”.
·        Una Señorita sueña casarse con un príncipe y vivir en un palacio de ensueños.
·        Sueño con ganar la lotería, para realizar todos mis sueños – lo que siempre quise.
·        Sueño pasearme en un Rolls Royce descapotado por las calles de París.
·        Sueño tener un BMW, porque el MERCEDES ES DE LOS NUEVOS RICOS.

2.     SUEÑOS LEGÍTIMOS. “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.  Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.  Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”  (Ex. 19: 5, 6); “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1Ped. 2: 9);  “…no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1Ped. 3: 9).
Soy hijo, heredero de bendición, especial tesoro… con derecho a soñar lo mejor.

Observé la calcomanía de un vehículo, que decía: “Yo no soy el dueño del mundo, pero soy el hijo del Dueño”.

·        Tengo derecho a soñar con un futuro de realizaciones trascendentes.
·        Soñar con una casa propia, llegar a concretar una carrera universitaria, a casarme con uno/a que me tenga como una princesa, mujer virtuosa, llegar a tener hijos que serán y tendrán lo mejor.
Sin embargo nuestros sueños no tienen que llevarnos al punto de centrarnos en nosotros mismos, de enredarnos, de tal modo, y anular los sueños de Dios.

3.     LOS SUEÑOS DE DIOS PARA NOSOTROS
Así como un padre tiene sueños para con sus hijos, Dios desde el día cuando naciste de nuevo, tiene sueños para contigo. EL sueña desarrollar Su relación contigo, de modo que Su propósito en este mundo se lleve a cabo por medio de ti.
El sueña que llegues a una madurez en que voluntariamente, cuando llegas a conocer a Jesús en la dimensión más profunda, y VOLUNTARIAMENTE ESCOGES PONER TUS SUEÑOS A SUS PIES, como María (Luc. 10: 42), nos describe esto:

“María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”

“Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza” (Mar. 14:3).

No porque no tengas sueños, sino como esta mujer, ESCOGES, lo que no siempre será bien interpretado. Tal vez se piense que es una locura, derroche inútil, un desperdicio…

Poner a los pies de Jesús lo más preciado que tenemos, lo máximo de lo que somos, es entrar en la dimensión de soñar los sueños de Dios.










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