Nuestro Creador proveyó por medio de la naturaleza el oxígeno para que nuestra respiración, a través de lo que nos imparte, funcione normalmente. El aliento que proporcionamos a los demás da oxígeno a su alma cansada, hostigada por un mundo inmisericorde; y, lo más gratificante es, aunque no nos demos cuenta, que dicha actitud mitigará el dolor de pesadas cargas que algunos soportan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario