martes, 23 de noviembre de 2010

Agua Viva y Corrientes Turbias: Siloé Identifica a Jesús

SILOÉ IDENTIFICA A JESÚS

Siloé significa la fuente de Agua Viva de donde mana la salvación.  La fuente de la gracia que fluye desde el corazón del Dios vivo.  El manantial que sacia la sed del alma sedienta.  La fuente de salud para el espíritu quebrantado, del alma herida por los dardos del enemigo.  La Escritura asocia a Siloé con el mismo Jesús, la verdadera Fuente de Vida.  En el relato de la sanidad hecha por Jesús al ciego de nacimiento, donde éste fue enviado por Jesús a lavarse en el estanque, Juan, al mencionar a Siloé, nos aclara (…Que traducido es, Enviado. Jn. 9:7).  Sí, Jesús es el Enviado del Padre por excelencia para traernos la verdadera vida.  El Agua Viva, que no sólo da satisfacción, sino el río que corre en nuestro interior trae Su Presencia en nosotros, dándole sentido y propósito. (Jn. 7:38-39).  Jesús aclaró que “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él…”
Respecto a esta plena llenura, Pablo nos corrobora: “Y vosotros estáis completos en Él…” (Col. 2:10).  “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Cor. 2:30).  La verdadera vida no necesita de ningún agregado; de aditivos, que en la mayoría de las veces se presentan en recipientes muy llamativos y vienen envueltos con rótulos que denotan ideas actualizadas.  Casi siempre los planes se presentan en tamaño gigante, que apuntan a suplir las necesidades humanas; apelan a lo más sensible de nuestra naturaleza: lo que el hombre desea oír, y no precisamente lo que Dios quiere decirnos; calificativos de muy alto vuelo los describen, altos, tan altos que ante ellos la persona de Jesús queda como una pálida figura de orden secundario, aunque en esencia las propuestas están vacías; con el agravante que resultan nocivas para la salud espiritual, porque son aguas contaminadas, enturbiadas por la manipulación humana, dejando como secuelas la confusión, el desorden y la frustración.  “Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta” (2 P 2:17).  Esto porque le falta lo esencial: La Vida. Lo que realmente tiene validez es lo que hacemos – planeamos – conforme al diseño divino “Conforme a lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis” (Ex. 25:9).  Sólo en la unión con Jesús encontramos la verdadera vida, llenando con Su presencia en nosotros el vacío de nuestra alma, presencia que acalla el grito interior al saciar nuestra sed de Dios.
Siloé en hebreo, además de traducirse “el que envía”, significa: “El que da la dirección”.  Este conducto acuífero, que llegaba a la ciudad de Jerusalén para abastecerla con agua, era un acueducto subterráneo canalizado en la montaña, la que luego de serpentear en su trayecto, llegaba a la dirección exacta, para convertirse en una fuente de agua viva.  Esto, el significado, tiene que ver con la dirección divina en nuestras decisiones, actos y convicciones, que cuando se origina en La Fuente, nuestro corazón nos certifica con “la paz que sobrepasa todo entendimiento” (Fil. 4:7), como con el regocijo que esto conlleva.  Isaías reclamaba, actuando en su oficio de portavoz de Dios: “Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó en Rezín y con el hijo de Remalías; he aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas” (Is. 8:6-7).  Donde no funciona la dirección divina todo queda anegado por los impetuosos ríos de la confusión; prevalece el enemigo con su poder y extiende sus dominios en todas las áreas de nuestro quehacer.  Tú y yo tenemos que ejercitar, por el Espíritu Santo, la capacidad de discernir, para escoger entre los ríos impetuosos de las corrientes modernas, las ideas novedosas, las proclamas que dan cosquillas a nuestros oídos y las mansas aguas del Siloé, que tipifica la fuente de Agua Viva, de donde fluye la dirección. (He. 5:14).


1 comentario:

  1. Gracias por tan buena enseñanza que me instruye para buen entendimiento de las santas escrituras

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