viernes, 8 de abril de 2011

RELACIONAMIENTO CORRECTO QUE DA SEGURIDAD



“Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas  de la gloria de su herencia en los santos” (Ef. 1:18).
Cuando Pablo habla del alumbramiento de los ojos de nuestro entendimiento, nos certifica que recibimos, por el Espíritu Santo, la luz en nuestro espíritu y mente para entender (para que sepáis) la amplitud de las riquezas espirituales que tenemos en Cristo, para no vivir en pobreza espiritual, dudas e incertidumbres, sino tengamos seguridad.
1-    Seguridad de que mi Padre me ama. “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío” (Cnt. 6: 3). No puedo tener duda que Papá Dios me ama y me acepta como soy. Este entendimiento me libera de toda incertidumbre, y mantiene firme mi relación. Me da seguridad, confianza y cobertura, según la promesa de bendición, en Dt. 33:12: “El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morará”.

2-    Seguridad en tiempos de conflictos y padecimientos “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2Tim. 1: 12). Es en estas circunstancias cuando nos acosan las dudas y afloran en nuestra mente las incertidumbres: ¿Será que…? No entiendo cómo pudo permitir… “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro…”, dice Pablo, desde su lugar de reclusión.  

3-    Seguridad de mi destino eterno. En Juan 5: 24, el verbo “tener” está en tiempo presente imperativo, así como el verbo “pasar” – ha pasado. “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn 5:24). Terminó la culpabilidad,  la condenación y temor a la muerte. Y en 1Jn. 5: 13, el apóstol nos corrobora, para que tengamos plena seguridad y sepamos lo que somos y tenemos como hijo de Dios. “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Jn 5:13).                   
                                                                   
La seguridad es el primer eslabón en la cadena de bendiciones que Dios nos da, en la aventura que hemos emprendido  para proseguir la carrera  que hemos emprendido al recibir a Cristo.



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